¿Cómo sostener el sentido actual de la educación en la evaluación de los aprendizajes? ¿Cómo incluir la evaluación - ubicada históricamente en los confines del aprendizaje- en las experiencias educativas de cada día? ¿Cómo hacer para que las propuestas innovadoras y disruptivas se continúen y extiendan hasta la instancia de la evaluación? ¿Cómo “estirar” el entusiasmo, que en el mejor de los casos ya se pudo crear para y por el proceso de aprendizaje, hasta el momento de evaluar?
Fueron estas y otras preguntas las que me llevaron a investigar y trabajar en este tema, inspirándome a escribir estas nuevas páginas. No obstante, como suele pasar, adentrarme al juego de la búsqueda y la reflexión didáctica en materia de evaluación me hizo modificar las preguntas y replantear la propuesta.
Te invito a ir dando luz a estas y otras preguntas a lo largo de estos capítulos, porque, claro está, las nuevas propuestas pedagógicas exigen el diseño de instrumentos y actividades de evaluación que se correspondan con esas mismas propuestas pedagógicas